Ayer Telecirco estrenó un nuevo programa: Hay una cosa que te quiero decir o, lo que es lo mismo, la burda imitación de Hay una carta para ti, que hace años se emitió en Antena3, presentado por Isabel Gemio. Miedo me daba abordar el “acontecimiento”, porque las “promos” apuntaban maneras sobre la cantidad de caspa que presenciaríamos. Y no me equivoqué, del mismo modo que no pude terminar de verlo. Y no vayáis a pensar que con esto pretendo mofarme de las personas que han acudido a contar su historia, ni mucho menos, sino a la puesta en escena, a lo absurdo de los contenidos y su tratamiento, porque es una pena la mala utilización que hicieron de las historias. Bueno, posiblemente tampoco es que en una época donde podemos localizar a cualquiera a través de las diferentes redes sociales, es bastante complicado que alguien se pueda prestar a que un programa le busque a nadie. Y si encima el “encargo” se lo haces a la productora de “Supervivientes” o “Acorralados”, ya sabes lo que te espera.
El inicio ya de por si me echó un poco para atrás, con esa decoración del plató tan festivalera, esos arcos, esos tonos. Y ese presentador comprimido en un papel que se le iba de las manos. En vez de aflorar el insolente al que estamos acostumbrados y que borda el papel, apareció la sombra de lo que fue: el reponedor del Pryca, envuelto en caspa. Hubo un momento en que no daba crédito, con un ataque de lágrimas más falso que el papelón que le habían obligado a representar. Y por si acaso no nos habíamos dado cuenta, necesitó verbalizarlo. Repito que no daba crédito y el programa me empezó a hastiar.
Y claro, viendo que aquello iba por el segundo mensaje ¿para qué aventurarme a más? Cantaba por soleares que eso no tenía solución. Los dos asientos sin respaldos formaban parte del decorado, como ese “sobre” que se interponía entre remitente y destinatario como si de un muro inexpugnable se tratase, para regocijo nuestro, porque no se puede ser más ridículo, la verdad. Vamos a ver, señores de Telecirco: ¿Se piensan que el Luisma es tonto? ¡Ah! No, perdón, confundí al Luisma por el público… Pues eso, que parece que con un poco de atrezzo y el discursito barato de un presentador a quien la propia Casa quiere vendernos como un todoterreno, nosotros nos íbamos a dar por satisfechos. Y lo bueno de estos programas, si se puede decir que lo tengan, es lo mucho que se echa de menos a Jesús Vázquez, alguien a quien desterraron para que pudiesen surgir truños de esta factura.
Así que nada, como cada uno tiene lo que quiere, Telecinco se queda fabricando caspa, que es lo suyo.